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Serás tentada siempre, y no con cosas que son
claramente un pecado, sino con dudas, inquietud, falta de fe, miedo.
Condiciones para que sea pecado: que haya materia de pecado, conocimiento de
ello y además voluntad de cometerlo.
· No tienes que sentirte nunca sola, la Trinidad entera
está contigo, y María, y José, y todos los santos, y tus amigos… Cuando te
ataque la tristeza ábrete inmediatamente a Jesús, entra en comunicación con Él,
en diálogo con Él, y cree que Él viene a fundirse contigo. No estás sola, es
una fusión de alma, cuerpo y espíritu.
· Los miedos, las angustias son perturbaciones. Acude
al Señor en ellas, dáselas y confía en Él. En la Eucaristía, después del
padrenuestro, se dice: “…para que libres de pecado y protegidos de toda
perturbación…”
· Cuando te venga a la cabeza o te salga alguna
lectura sobre tener ídolos, no le des vueltas sobre cuáles son tus ídolos,
adora al Señor y únete a Él en la adoración al Padre junto con el Espíritu.
· Toda duda es tentación, pero si acudes al Señor se
convierte en ocasión de unión con el Señor en santidad porque te dejas llenar
más por Él.
· Dale al Señor los agobios por tus hijos, pero
recuerda que también son sus hijos y que el Señor quiere cargar con ellos, pero
contigo. Es normal que te preocupes por tus hijos, intercede por ellos pero con
el Señor. Entrégaselos a Él, están en sus manos.
·
Las obsesiones, dáselas al Señor y únete a Él.
· La inquietud, lo mismo que la tentación, puede venir
del demonio, del mundo y la carne.
· Pon todas tus preocupaciones en manos del Señor y Él
será tu paz.
· Debes ver una película cada día, por la noche, u
otro programa, o leer una novela, algo que te distraiga para que descanse tu
mente, necesitas descansar.
· Borra de tu vocabulario la palabra “alzeimer”.
Duerme, descansa, distráete un rato cada día leyendo, viendo la tele, etc., lo
que sea. No te agobies por todo lo que tienes que hacer, eso es del demonio.
Vive con Jesús, haz lo que buenamente puedas pero con paz, abandonada en Jesús.
Todas esas cosas las querías hacer tú sola.
· Simplemente vive, deja a Jesús que viva contigo, en
ti, a cada instante, en cada pequeña cosa que hagas, llévale contigo a donde
quiera que vayas. Con todos esos agobios solo te haces daño a ti misma, pero el
Señor no te riñe, te ama y te lo dice con todo su amor, por tu bien.
· Lo importante no es hacer muchas cosas, lo
importante es vivir. Si te agobias, si no llegas… párate y VIVE.
· El enemigo te tienta al cansancio, a la desgana en
la oración, al desánimo, pero al enemigo; ni agua.
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