· Ser pobre en el espíritu no es no tener nada, porque
el Señor ya te ha dado dones, es estar siempre necesitada de que el Señor te dé
más, es estar abierta a lo que el Señor quiera darte.
· Alégrate de ver tu miseria, tu pobreza es la
necesidad de santidad. Es muy bueno que sientas la necesidad de su
misericordia. Y el Señor te dice: ¡Alégrate! Pídele su alegría
· No tienes que fatigarte cuando veas tu miseria, sino
dale gracias y alábale porque te está haciendo ver que eres pobre.
· Ver tus miserias es una manifestación de que te ves
con los ojos de Dios. Reacciona acudiendo a Él y pidiéndole que acuda a ti con
su amor, con su misericordia, con su humildad… Si caes en la negatividad es que
cedes a la tentación del enemigo.
§ Acude a Él
como una pobre y confía.
· Cuando ves tu pecado, tu miseria, es porque el Señor
te está iluminando. Cuanto más ves tu miseria, más puedes abrirte para que el
Señor te llene de su justicia, de su santidad.
· Hacer positivo todo. No dejes que haya en ti nada
negativo, positívalo.
· El estar viendo todo lo negativo de ti y perder la
paz, o ponerte un poco depresiva es del enemigo.
· Has de ver que tienes limitaciones, vive al ritmo de
Dios, no al tuyo. Pon en sus manos todo lo que creas que tienes que hacer y Él
hará que hagas lo que sea su voluntad.
·
Los deseos los pone Dios pero el realizarlos es cosa
de Él, no creamos que lo podemos hacer nosotros.
· Ser pobre para abrirte a que el Señor te lleve. Él
es el único que te puede cambiar, convertir.
· Cuando experimentes tu pobreza, tu miseria, acude a
Él y Él viene a fundirse contigo. La necesidad del Señor para todo, de
pedírselo todo, porque tú no puedes. Él viene con todos sus dones cada vez que
le invocas: “Ven Señor”. Se pobre pero confiado.
· Parte de las tentaciones son porque el Señor te
ilumina para que veas tu miseria y acudas a Él. Él está cerca.
· Ama ser imperfecta. Dile: “Señor, te doy gracias
porque me has hecho imperfecta y porque me amas así como soy. Si te desprecias
a ti misma estás despreciando a Jesús.
· El Señor te dice que te ama así como eres.
· La vista de tu imperfección hace posible la
perfección. La perfección es el Señor. Al ver ti imperfección acude al Señor y
Él se une contigo y pone en ti su perfección. Él es el que es perfecto en ti.
· Alégrate de ver tu miseria. Tu miseria te lleva a la
unión con Jesús, y Él va transformándote cada vez más en Él. Ten paz, Él vive
en ti.
· Pobre es el que no tiene nada suyo, todo lo tiene
que recibir del Señor. Pobreza es desprendimiento de todo, es compartir todo.
· Sé pobre pero confiada. No te auto flageles, eso es
del enemigo, primero te ha enredado con su tela de araña de auto culparte: “No
puedo esto, no puedo lo otro…” y después te ha atacado por la fe. “Igual Jesús
no está en mí, no me ama…”. Dile solo: “Señor creo, pero aumenta mi fe”.
Reconoce que el Señor ha hecho su obra en ti, te ha ido cambiando a lo largo de
estos años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario