jueves, 20 de marzo de 2014

LA INTERCESIÓN

 



·        Suplicando e intercediendo por los hermanos te conviertes en su madre, das vida, la vida de Dios. Intercede ante el Padre desde Jesús. Has de ser intercesora en Jesús, con Jesús. No te puedes cansar.


·        Maternidad: cada vez que acoges a alguien, que escuchas a alguien, engendras hijos. Cada vez que hablas de Señor a alguien, alimentas, amamantas a ese hermano.

·        Virginidad: no es lo mismo que pureza. Pureza es no pecar contra el sexto mandamiento. Virginidad es dejar que Él te posea, que tu cuerpo sea su cuerpo, que tu alma sea su alma, que tu espíritu sea su Espíritu. Es ser suya sólo. Que Él viva en ti, Él que es el Santo, la Verdad y la Vida.

·         La intercesión ha de ser desde Jesús en ti al Padre. No es cuestión de cuantas veces lo hagas sino que lo hagas sintiéndote Jesús.

·         El Señor cambia tu corazón por el Suyo para que acojas con misericordia a todos los que están en tu corazón, a todos lo que te rodean. Él cambia tu corazón de piedra por uno de carne, el suyo. Ora por todos ellos con confianza.

·         Ninguna oración se pierde si es oración de Jesús desde ti al Padre.

·         Pide por los sacerdotes, lo necesitamos, muchos están solos, desanimados… y no dejes de pedir por mí.

·         No olvides que tus pobres más pobres son los de tu casa, no tienes que ir a buscarles lejos, ellos necesitan que les ames con el amor del Señor.

·         No tienes que angustiarte por tus hijos, nietos, toda tu familia, amigos…ponlos en las manos del Señor, piensa que los llevas al Señor, que contigo oran, que contigo comulgan…

·         Cuando aparezca en tus sueños una persona, intercede por ella y da gracias por ella. Y si es un difunto pide por él en la eucaristía, o reza un padrenuestro.

·         Si te viene a la mente alguien que conozcas, o que no conozcas, intercede o da gracias por ella.

·         Intercesión y oración en lenguas. Cada día puedes anotar los nombres de aquellos por los que debes interceder y cuando vayas a la oración intercede en lenguas con cada nombre.

·         Intercesión por toda la humanidad, en especial ante la inmoralidad de la sociedad de hoy día. En Jesús llevas sobre ti los pecados de la humanidad y se los presentas al Padre: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”. Señor, ten misericordia.

·         La intercesión puede ser en general o en particular. Puede ser por aquellas personas que ponga el Señor en tu corazón. La intercesión en lenguas es la mejor, y siempre de Jesús al Padre.

·          Pide por los que nadie pide y por las benditas almas del purgatorio.

·         Ora por aquellos que calumnian, pero que no te agobies. Dios es más fuerte.

·          Tú también te llamas Yehosua. Yahveh salva, para ser en Jesús salvador de los hombres y eso lo harás siendo sacerdote con el sacerdocio real ofreciendo al padre en Jesús las veinticuatro horas del día, siendo profeta, anunciando la esperanza en que tú vives y rey sirviendo a los hombres en la caridad.

·          Cuando alguna persona te cuente sus penas o sus problemas, háblale desde el Señor y si no tienes nada que decirle, pide al Señor que interceda por ellos ante el Padre con su amor, su misericordia, su ternura…

·         Se intercesora con Él y en Él, pero no hagas tuyos los problemas de los demás, ten compasión y preséntaselos al Señor e intercede. Pide la compasión, la misericordia, para los demás y para ti misma. Que Él sea compasivo y misericordioso en ti.

·         Que no nos quedemos en la crucifixión, en Cristo muerto en la Cruz, sino que pasemos a la Resurrección, si no, vana es nuestra esperanza. Estamos resucitados en Cristo y estamos sentados en Él a la derecha de Dios Padre; y allí está intercediendo por nosotros. Intercede desde Él al Padre por las necesidades de todos los hombres.

·         Alégrate, gozar con la conversión de los hermanos es un don del Señor. Con esa conversión ganas también tú si estás unida a ese hermano en Jesús. Es la Comunión de los Santos.

·         Lleva a tus hijos, nietos… a la oración, a la celebración de la Eucaristía, a la comunión… Ora y alaba al Señor por los hijos, por las situaciones de los hijos, por las buenas y también por las malas. Ora por tus familiares difuntos, especialmente en la eucaristía.

·         Dejemos que el Señor ore e interceda al Padre por todos los que nos rodean y por nosotros, para que nos haga humildes.

·         Has de ser intercesora, tienes muchos hermanos por los que interceder, no puedes dejar de hacerlo y no puedes disculparte pensando que Jesús es el Sumo Sacerdote y ya lo hace Él. Pero tú también debes hacerlo pidiendo a Jesús  que lo haga en su Nombre, o al Padre en el nombre de Jesús.

·         Intercede: lo que pidáis al Padre en mi Nombre… lo que me pidáis en mi Nombre lo concederé. Lo que pidamos en su Nombre es lo que pidamos en la Voluntad de Dios.

·         La intercesión es una entrega a los hermanos y en ella tú eres el canal de su Amor para ellos, pero tú también sales beneficiado cuando dejas que te utilice, que sea Él el que interceda ante el Padre, y cuando estés a la escucha del Señor para darles su palabra, que sea también Él en ti.

·        En el ministerio de intercesión, ha de ser el Señor el que interceda en ti al Padre por las necesidades de los hombres. El Señor te dice. “Abraza a toda la humanidad, al mundo entero. No temas, Yo alargo tus brazos porque tus brazos son mis brazos”.

·        Cuando leas o veas las noticias, en lugar de quedarte en el sentimiento negativo, preséntaselo todo al señor y pídele que Él interceda ante el Padre por todo ello.

·        Intercede por los sacerdotes para que sean santos, y en general por el mundo, no lo dejes en el olvido, llévalos a todos en el corazón a la oración, en la eucaristía, y en especial sigue intercediendo por mí para que me haga santo.

·        Pide al Señor: “Derrama tu sangre preciosa sobre aquellos que están en mi corazón”: yo también lo pido.

 

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