· Suplicando e intercediendo por los hermanos te
conviertes en su madre, das vida, la vida de Dios. Intercede ante el Padre
desde Jesús. Has de ser intercesora en Jesús, con Jesús. No te puedes cansar.
· Maternidad: cada vez que acoges a alguien, que
escuchas a alguien, engendras hijos. Cada vez que hablas de Señor a alguien,
alimentas, amamantas a ese hermano.
· Virginidad: no es lo mismo que pureza. Pureza es no
pecar contra el sexto mandamiento. Virginidad es dejar que Él te posea, que tu
cuerpo sea su cuerpo, que tu alma sea su alma, que tu espíritu sea su Espíritu.
Es ser suya sólo. Que Él viva en ti, Él que es el Santo, la Verdad y la Vida.
·
La intercesión ha de ser desde Jesús en ti al Padre.
No es cuestión de cuantas veces lo hagas sino que lo hagas sintiéndote Jesús.
· El Señor cambia tu corazón por el Suyo para que
acojas con misericordia a todos los que están en tu corazón, a todos lo que te
rodean. Él cambia tu corazón de piedra por uno de carne, el suyo. Ora por todos
ellos con confianza.
·
Ninguna oración se pierde si es oración de Jesús
desde ti al Padre.
· Pide por los sacerdotes, lo necesitamos, muchos
están solos, desanimados… y no dejes de pedir por mí.
· No olvides que tus pobres más pobres son los de tu
casa, no tienes que ir a buscarles lejos, ellos necesitan que les ames con el
amor del Señor.
·
No tienes que angustiarte por tus hijos, nietos,
toda tu familia, amigos…ponlos en las manos del Señor, piensa que los llevas al
Señor, que contigo oran, que contigo comulgan…
·
Cuando aparezca en tus sueños una persona, intercede
por ella y da gracias por ella. Y si es un difunto pide por él en la
eucaristía, o reza un padrenuestro.
· Si te viene a la mente alguien que conozcas, o que
no conozcas, intercede o da gracias por ella.
· Intercesión y oración en lenguas. Cada día puedes
anotar los nombres de aquellos por los que debes interceder y cuando vayas a la
oración intercede en lenguas con cada nombre.
·
Intercesión por toda la humanidad, en especial ante
la inmoralidad de la sociedad de hoy día. En Jesús llevas sobre ti los pecados
de la humanidad y se los presentas al Padre: “Padre, perdónales porque no saben
lo que hacen”. Señor, ten misericordia.
· La intercesión puede ser en general o en particular.
Puede ser por aquellas personas que ponga el Señor en tu corazón. La intercesión
en lenguas es la mejor, y siempre de Jesús al Padre.
· Pide por los que nadie pide y por las benditas almas
del purgatorio.
· Ora por aquellos que calumnian, pero que no te
agobies. Dios es más fuerte.
· Tú también te llamas Yehosua. Yahveh salva, para
ser en Jesús salvador de los hombres y eso lo harás siendo sacerdote con el
sacerdocio real ofreciendo al padre en Jesús las veinticuatro horas del día,
siendo profeta, anunciando la esperanza en que tú vives y rey sirviendo a los
hombres en la caridad.
· Cuando alguna persona te cuente sus penas o sus
problemas, háblale desde el Señor y si no tienes nada que decirle, pide al
Señor que interceda por ellos ante el Padre con su amor, su misericordia, su
ternura…
· Se intercesora con Él y en Él, pero no hagas tuyos los
problemas de los demás, ten compasión y preséntaselos al Señor e intercede.
Pide la compasión, la misericordia, para los demás y para ti misma. Que Él sea
compasivo y misericordioso en ti.
· Que no nos quedemos en la crucifixión, en Cristo
muerto en la Cruz, sino que pasemos a la Resurrección, si no, vana es nuestra
esperanza. Estamos resucitados en Cristo y estamos sentados en Él a la derecha
de Dios Padre; y allí está intercediendo por nosotros. Intercede desde Él al
Padre por las necesidades de todos los hombres.
· Alégrate, gozar con la conversión de los hermanos es
un don del Señor. Con esa conversión ganas también tú si estás unida a ese
hermano en Jesús. Es la Comunión de los Santos.
· Lleva a tus hijos, nietos… a la oración, a la
celebración de la Eucaristía, a la comunión… Ora y alaba al Señor por los
hijos, por las situaciones de los hijos, por las buenas y también por las
malas. Ora por tus familiares difuntos, especialmente en la eucaristía.
· Dejemos que el Señor ore e interceda al Padre por
todos los que nos rodean y por nosotros, para que nos haga humildes.
· Has de ser intercesora, tienes muchos hermanos por
los que interceder, no puedes dejar de hacerlo y no puedes disculparte pensando
que Jesús es el Sumo Sacerdote y ya lo hace Él. Pero tú también debes hacerlo
pidiendo a Jesús que lo haga en su
Nombre, o al Padre en el nombre de Jesús.
· Intercede: lo que pidáis al Padre en mi Nombre… lo
que me pidáis en mi Nombre lo concederé. Lo que pidamos en su Nombre es lo que
pidamos en la Voluntad de Dios.
· La intercesión es una entrega a los hermanos y en
ella tú eres el canal de su Amor para ellos, pero tú también sales beneficiado
cuando dejas que te utilice, que sea Él el que interceda ante el Padre, y
cuando estés a la escucha del Señor para darles su palabra, que sea también Él
en ti.
· En el ministerio de intercesión, ha de ser el Señor
el que interceda en ti al Padre por las necesidades de los hombres. El Señor te
dice. “Abraza a toda la humanidad, al mundo entero. No temas, Yo alargo tus
brazos porque tus brazos son mis brazos”.
· Cuando leas o veas las noticias, en lugar de
quedarte en el sentimiento negativo, preséntaselo todo al señor y pídele que Él
interceda ante el Padre por todo ello.
·
Intercede por los sacerdotes para que sean santos, y
en general por el mundo, no lo dejes en el olvido, llévalos a todos en el
corazón a la oración, en la eucaristía, y en especial sigue intercediendo por
mí para que me haga santo.
·
Pide al Señor: “Derrama tu sangre preciosa sobre
aquellos que están en mi corazón”: yo también lo pido.
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